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Compra pública de innovación, un impulso necesario

Por Luis Pérez

El pasado septiembre se hizo público el esperado Informe Draghi, documento elaborado por el expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, tras recibir el encargo de la Comisión Europea de hacer un diagnóstico sobre su economía. Draghi pone en la diana tres retos fundamentales para reducir la brecha entre la UE y los gigantes China y EEUU: acelerar la innovación tecnológica, reduciendo las barreras que impiden la rápida comercialización de innovaciones; abaratar los costes energéticos, con un plan de impulso a industrias emergentes en tecnologías limpias; y reducir la dependencia energética.

“El problema no es que Europa le falten ideas o ambición —dice el propio autor del informe—, (…) sino que la innovación está bloqueada en la siguiente fase: no conseguimos traducir innovación en comercialización”. En medio de la revolución que vivimos a causa de la inteligencia artificial (IA), “Europa no puede permitirse quedarse estancada en las tecnologías e industrias del siglo pasado. Debemos dar rienda suelta a nuestro potencial innovador“, asegura.

Las consideraciones de Draghi no nos parecen ya ni lejanas, ni ajenas. Si aterrizamos estas políticas en los distintos territorios europeos, con medidas enfocadas principalmente el impulso de innovaciones tecnológicas, habremos contribuido a mejorar la competitividad de nuestras economías locales, escalando posteriormente al ámbito nacional, continental e internacional.

Los parques científicos y tecnológicos son ecosistemas de innovación de primer nivel tanto en España como en Europa. Tenemos la responsabilidad de actuar en consecuencia y convertirnos en actores principales para la mejora de la competitividad económica a través del talento de las empresas a las que alojamos. Nuestra obligación como gestores de espacios productivos tecnológicos es, pues, dinamizar sus innovaciones y contribuir a su comercialización.

La interrelación de los parques con los distintos gobiernos autonómicos hace posible que seamos una pieza clave en el desarrollo de una herramienta fundamental para trasladar la innovación al mercado: la Compra Pública de Innovación (CPI). La CPI se define como mecanismo de contratación pública destinado a hacer uso estratégico del importante volumen de contratación de las administraciones como motor de impulso para que las pymes, emprendedores y empresas realicen apuestas tecnológicas dirigidas a satisfacer necesidades del sector público que no encuentran respuesta en el mercado.

Si en el modelo tradicional se ofrecían incentivos al sector empresarial e industrial, que asumía todos los riesgos del proceso de innovación, la CPI promueve la innovación desde la propia demanda del sector público; estimula la capacidad de innovación; genera productos y servicios que no existían; y los riesgos se comparten.

Además de los contratantes (administraciones públicas) y los desarrolladores de soluciones innovadoras (empresas, centros y grupos de investigación), la CPI contempla como beneficiario directo a la ciudadanía y sociedad en general, ya que el nuevo (o mejorado) producto o servicio se centra en una necesidad a cubrir, no en las limitaciones impuestas por los productos existentes.

Existen tres tipos de Compra Pública de Innovación: Compra Pública Precomercial (CPP), en la que el comprador público no se reserva los resultados de la I+D para su uso en exclusiva, sino que comparte con las empresas sus riesgos y beneficios para el desarrollo de soluciones innovadoras; Compra Pública de Tecnología Innovadora (CPTI), a través de la que se adquiere un bien o un servicio que no existe en el momento de la compra, pero que puede desarrollarse en un tiempo razonable; y Asociación para la Innovación (AI), que tiene como finalidad el desarrollo de productos, servicios u obras innovadores y la compra ulterior de los resultantes (siempre que correspondan a los niveles de rendimiento y a los costes máximos acordados).

La propia CE ha estimado los altos beneficios de este sistema de contratación, en los que calcula que el éxito de comercialización en, por ejemplo, Compra Pública Precomercial, se duplica con respecto a un producto que únicamente ha recibido una subvención. El crecimiento comercial de las empresas es mucho más rápido: el 50% de las empresas adjudicatarias de este sistema ya están generando ingresos al comercializar su solución. El mercado, además, se abre a nuevos participantes: el 73% de los contratos resultantes de CPP son ganados por pymes. Además, el 30% de los contratos tienen como socios a universidades o centros de investigación.

Los procedimientos de licitación a través de CPI constan de cinco etapas: detección de necesidades, consulta preliminar al mercado (con la definición de los retos y la búsqueda de soluciones), procedimiento de contratación (elaboración de los pliegos correspondientes), ejecución del contrato y evaluación de resultados.

Por ser un ecosistema de empresas innovadoras como, en muchas ocasiones, por su condición de sociedades públicas (dependientes de la administración), los parques científicos y tecnológicos tienen un rol muy importante en el fomento e impulso de las CPI. Los parques pueden o desarrollar cada una de las cinco fases anteriores o, bien, asesorar a una administración pública para su puesta en marcha. No debemos olvidar tampoco la mayor capacidad de los parques para comunicar de manera directa las distintas convocatorias a las empresas o centros de investigación, contando incluso con personal técnico especializado para el acompañamiento durante el desarrollo de todo el procedimiento.

Y hay que tener muy en cuenta que los PCT son laboratorios urbanos de primer orden: en su entorno no solo se generan las innovaciones, sino que pueden aportar espacios propicios para su testeo.

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