A poco más de una semana y media del 25 de diciembre, Ainhoa Arteta y María Terremoto se han subido al escenario del Cartuja Center CITE para interpretar algunos de los clásicos navideños.
Si hay algo que caracteriza a esta época del año es el turrón, los polvorones y el nacimiento del niño Jesús. Todo ello, sin dejar atrás términos como ’emotividad’ y ‘magia’, los mismos que sirven para describir la actuación que las dos artistas han ofrecido al público sevillano.
A última hora de la tarde, más de un centenar de asistentes, en su mayoría adultos, esperaban con ansias que llegara la hora de que se abriera el telón. Una vez se cumplió el deseo, las luces de la sala se apagaban para dar paso a un ambiente suave, tenue y azul. De un momento a otro, un piano, un violoncelo, un saxofón, una guitarra española y un pandero hicieron sonar los acordes de uno de los villancicos más conocidos de la historia: ‘Campana sobre campana’.
Tras unas milésimas de segundo en completo silencio, María Terremoto aparecía e iluminaba el escenario a su paso con un vestido blanco de purpurina, como si de la Estrella de la Ilusión se tratara. Con ella, los espectadores comprobaron cómo los matices aflamencados aportaban un toque único a la ‘Canción de cuna para un niño sin cuna’. Por su parte, en mitad de la canción, Ainhoa Arteta se presentaba al público con un brillante atuendo dorado, poniendo la guinda del pastel con un toque lírico protagonizado por su majestuoso soprano.
Talento, pero sobre todo complicidad
Tras interpretar la primera canción juntas, Ainhoa no pudo resistir las ganas de darle un tierno beso en la frente a María. Esta no fue la única muestra de cariño de la que el público fue testigo a lo largo de la noche. «Para mí es como mi hija», aclaraba Ainhoa Arteta. El público no dudaba de ello, pues la admiración mutua era perceptible incluso desde la última fila del auditorio.
Tras demostrar que una bulería se puede cantar de manera lírica, y sacar a la luz su expresividad y gestos flamencos, Ainhoa se quedó a solas, junto con los músicos, sobre la tarima. El momento de ‘Madre, en la puerta hay un niño’ estuvo protagonizado por el triángulo y su característico toque mágico a la canción, al igual que ocurrió en ‘Rosas y Claveles’.
A lo largo de la noche, las artistas cambiaron de vestimenta en reiteradas ocasiones. Para cantar ‘Al niño antes de nacer’, María Terremoto cambió el color blanco por el añil y, tras la actuación, Ainhoa daba paso al momento en solitario de su compañera anunciando que «vamos a tener flamenco para mucho con esta María Terremoto». No le faltaba razón, pues su asombroso quejío desató una lluvia de aplausos al terminar ‘Campanilleros’.
Uno de los momentos más destacables de la noche fue cuando las artistas sacaron todo su talento y convirtieron la ‘Nana de Jerez’ en una auténtica joya que logró poner los vellos de punta a más de un asistente. Después de recordar que el flamenco es un arte, «por eso es patrimonio de la humanidad, porque es único y solo lo cantan unos pocos», Ainhoa reconocía la capacidad vocal de Terremoto: «Y aquí tenemos a María». Tras finalizar su discurso, anunciaba que «ahora vamos a ir a mi terreno», mientras ‘Al niño Manuel’ comenzaba a sonar.
Otro de los episodios clave del concierto estuvo en manos de Ainhoa Arteta, que interpretó el clásico ‘Ave María’ sin micrófono, con el piano abierto, y el corazón también. Su voz, retumbando por cada rincón de la sala, fue reconocida por el público con un fuerte aplauso.
En el turno en solitario de María Terremoto, el ‘Venid pastores’ estuvo acompañado de un vestido blanco de volantes. Esta canción precedió a ‘Diciembre’, el villancico que compuso su padre: «para mí es muy especial, y cantarlo es como arrancarme el corazón«.
Sin dejar atrás temas como ‘Noche de paz’, ‘Go tell it on the mountain’ o ‘Sembrar en Navidad’, el dúo se aseguró de desear «¡Feliz Navidad y feliz Año Nuevo!» a todos. Ainhoa aprovechó el momento para «pedir un deseo en estos tiempos en los que vivimos, y es que, además de la paz, deseo mantener la cordura«.
Después de un «gracias, Sevilla, gracias, ¡olé!», lo que parecía una despedida resultó ser la introducción de la que fue la próxima y última canción. El público se puso en pie y tocó las palmas, y Arteta animó al público a cantar un villancico que se sabe todo el mundo: «Me la sé hasta yo, que soy del norte». Es así como ‘Dime niño’ puso el broche de oro a la velada. Despidiéndose entre aplausos que terminaron siguiendo un ritmo flamenco, el telón se bajó entre palmas, el estribillo del último villancico y pasos de baile aflamencados.
Aún no es Navidad, pero escuchar a las artistas en directo ha sido, sin duda, un auténtico regalo para el público sevillano.
FUENTE: ABC de Sevilla https://sevilla.abc.es/queplan/sevilla/conciertos/ainhoa-arteta-maria-terremoto-convierten-cartuja-center-20231214000605-nts.html